Me gusta esta tienda, siempre que voy compro algo. Pero ayer la atención por parte de la cajera que me atendió deja mucho que desear.
Se le comunica al responsable y parece que lo único que le importa es su compañera, no le importa saber lo que está pasando… Deduzco que ya tienen experiencia en estas situaciones y que su opinión es que algunos clientes son lo peor…
Comprendo que son gente joven, no obstante, en atención al público hay que tener paciencia y no provocar al cliente:
Desatendido, la caja sin nadie para cobrar, se reclama la atención de una empleada con un «hola» al mismo tiempo que hago un gesto con la mano.
Cuando viene a cobrar detecto una mirada muy agresiva y risitas inadecuadas.
Se le pregunta si «le pasa algo o hay algún problema?» respuesta «tú, tienes algún problema?» en tono chulesco, se le dice obviamente que no y contesta «no soy un perro para que me llames así» le indico que solo le dije «hola» a la vez que le hice un gesto con la mano, que no creo que eso sea tratarle como a un perro, luego me acusa de tirar la ropa en el mostrador de malas formas… Yo puse la ropa en el mostrador sin más. Sigue con la discusión y tiene más que decir, no para de hablar de sus razones, por ello pido que avisé a un responsable.
Al responsable solo le importa defender a su compañera y también tiene mucha labia, un poco más y salgo convencido de que los clientes somos los malos y vamos allí a molestarles.
Es una pena, me gusta esta tienda y voy varias veces al año a comprar cosas. Ahora, me replantearé si volver, ya que, la situación me provocó bastante vergüenza y ahora me dará un poco de corte volver con estas situaciones.
Aunque el cliente tenga un fallo, lo profesional es no entrarle al trapo y mucho menos provocarlo con gestos, miradas y risitas.
En este caso, el trato por mi parte fue correcto, simplemente se le reclamó su atención ya que la caja estaba desatendida, algo que obviamente le sentó fatal…
Cómo sugerencia: «deberían formar al personal en «Atención al cliente» o contratar gente con más experiencia.
Yo a mi perro, lo trato exactamente igual que a mi hija, lo alimento, lo cuido, lo aseo, lo paseo y le doy mucho cariño. Procuro también tratar a las demás personas como a mi perro…
Está claro que no se le puede caer bien a todo el mundo, pero al menos, solicito un poco de respeto, aunque solo sea, porque podría ser su padre.
También puedo pensar que me trató mal porque llevaba una camiseta de un conocido festival de música Heavy Metal y se pensó que era «gente de la tralla» o algo así…
Tengo 54 años, me gusta el metal, es mi pasión, no bebo, no fumo, no me drogo e ir al W.O.A. me cuesta un buen dinero. Hoy día escuchar metal e ir a sus conciertos no es ni de críos, ni de gamberros. Ver a un grupo legendario Metal es muy caro y solo pillan entradas los más hábiles…
Yo no prejuzgo las letras raras de las canciones de Reggaeton, tampoco no juzgo a los que escuchan esa música…
La cultura enriquece.
Aclaro esto, porqué no entiendo su reacción.
Mi mujer me dice «no es para tanto», y es verdad, pero no me voy a quedar callado nunca más ante estas situaciones.
Atentamente.